Louis H. Sullivan : “ La forma sigue a la función “.

Sí, la forma sigue a la función, entendiendo “función” en su sentido más amplio. Función, no sólo como algo tangible en la cotidianeidad, como algo esquematizable. Función, como algo capaz de dar respuesta a caracteres más allá de los organizativos, más etéreos. Función, como cualidad de liderazgo que lleva intrínseca la propia etimología de “Decanato“.

Es posible que esta reflexión sobre los ámbitos de la función, nos lleve a la paradójica conclusión de que “toda forma es justificable“, pero ¿es que acaso no es así?

“La forma sigue a la función”, del mismo modo que un padre acompaña a su hijo el primer día que monta en bicicleta : “Vas tú sólo, vas tú sólo…”.   En esta dualidad es difícil saber quién sigue a quién. Lo único seguro es que ambas deben ofrecer consistencia.

Forma-Función / Piel-Estructura / Pesado-ligero / Privado-Público / Oscuro-luminoso / Sencillo-Complejo / Abierto-Cerrado…, conceptos o dualidades que manejamos frecuentemente, separados o ligados,  y a los que pretendemos dar soluciones en cada edificio.

La propuesta presenta un edificio de oficinas de fuerte carga funcional y formal. Además de cumplir las funciones como núcleo aglutinador y de apoyo, se ha de potenciar la importante cualidad que supone el representar a los distintos estamentos que intervienen en la Administración de justicia de Madrid.

El hecho planteado como necesidad, de establecer un nítido esquema programático de recorridos y restricciones, así como disponer de un organigrama funcional basado en la experiencia del sistema, clarifica el germen estructurante de la propuesta.

El sentir aglutinador del Decanato se expresa de forma contundente en el entendimiento del vacío interior como auténtico elemento nodal y vertebrador de funciones. De igual manera, la organización de los usos públicos y privados, genera espacios de relación horizontales y verticales, así como visuales oblicuas y espacios de potente expresión.

La fuerte imposición de la forma se sostiene por la pretendida sencillez del uso cotidiano.

De la Estructura y la máquina.

Optimización y singularidad, dos conceptos a priori opuestos que se aúnan en la solución propuesta.

La forma original circular de la parcela, hace lógica la organización de una piel estructural formada por 36 arcos en disposición radial arriostrados por anillos de tendencia horizontal triangulados por diagonales que permiten la espacialización de las superficies.

Esta piel perimetral unida a los núcleos rígidos de comunicación conforman una compacta solución estructural capaz de dar soporte a los distintos forjados mediante soluciones de anclajes mixtos.

Los espacios y volúmenes exteriores generados por la variabilidad de las distintas secciones estructurales provocan la diversidad visual de los distintos materiales.  Los vuelos entrantes y salientes de la estructura metálica crean umbráculos que facilitan la transición entre espacios interiores y exteriores, además de una potencia tectónica de contrastes entre la solidez metálica y la ligereza del vidrio.

En la zona de acceso, el edificio gana distancia visual mediante un suave giro que permite bajar la cota del nivel inferior  y la generación de un foso parcial de ventilación e iluminación de los niveles de sótano.

Al interior el carácter expresionista del espacio abierto central, con su brutal sencillez, aúna la cualidad aglutinadora de funciones y estamentos del edificio. La luz cenital de los lucernarios de cubierta, la inclinación de suelos y techos estrechando o abriendo espacios dirigidas a dar mayor protagonismo al espacio central.

Los núcleos de comunicación vertical, alojan en sus espacios de reserva, tantos conductos, montantes, bajantes, redes …, como necesidades para los mismos tenga cada planta, y son considerados como punto de partida desde los cuales comienza la distribución perimetral de instalaciones de cada nivel.